CIANOTIPIAS, LAS PRIMERAS IMÁGENES CIENTÍFICAS PUBLICADAS EN UN LIBRO.

CIANOTIPIAS, LAS PRIMERAS IMÁGENES CIENTÍFICAS PUBLICADAS EN UN LIBRO.

La cianotipia es un proceso de impresión descubierto por el químico y astrónomo inglés, Sir Jonh Herschel. El proceso consiste en preparar dos disoluciones, una de ferricianuro de potasio, rojo, al 8% y otra de citrato de amonio y hierro(III), verde, al 20%. Se mezclan partes iguales de ambas disoluciones y se aplican a una superficie, normalmente papel de acuarela que se pueda lavar con agua corriente sin que el papel se disuelva (va bastante bien con papeles de grano fino de unos 300g/m2). Se aplica la mezcla con una brocha, preferentemente sin elementos metálicos que la mezcla es corrosiva para el metal, y se deja secar casi a oscuras.

Sobre las hojas de papel impregnadas y secas, en un ambiente de poca luz, se colocan, bien objetos, bien plantas, bien fotolitos, cualquier forma que nos interese reproducir y se prensa todo con un cristal, para que no se mueva (si son objetos sólidos ni siquiera es necesario el cristal) y se expone unos 10 minutos directamente al sol. Durante este tiempo veremos que la emulsión va adquiriendo un tono cada vez más grisáceo, sobre los 10/15 minutos retiramos la hoja impregnada y la lavamos con cierta intensidad. Incluso podemos frotarla con las yemas de los dedos hasta que quede límpia una imagen negativa de los objetos reproducidos.

El proceso en si es bastante sencillo. Incluso en la actualidad ya no reviste aquel espíritu de alquimia del siglo XIX porque empresas de venta por correo nos pueden mandar a casa, por un módico precio, los dos productos químicos hasta pesados y a punto de disolver. Pero si que tiene un resultado espectacular, las copias (como se ve en la foto de presentación) quedan en un azul eléctrico. De hecho aquellos productos químicos, por la acción de los ultravioletas del sol convierten el hierro (III), rojo, en hierro (II), azul, lo que nuestras madres empleaban en la colada, “azulete”, y este azul se convierte en nuestra imagen (en negativo)

Si queremos una foto positiva, como los olivos de la portada, cogemos nuestra foto, con un programa de tratamiento de imagen la invertimos, la convertimos en negativo, luego la fotocopiamos sobre un acetato de fotocopiadora y ya podemos realizar nuestra cianotipia… de la foto que queramos. Según lo más o menos fino de los detalles del original será la foto acabada. Si nos limitamos a colocar como objeto cualquier cosa opaca la foto será solo la silueta del objeto.

Pues bien, el proceso es simple, pero con una mente creativa se puede convertir en puro arte. Esto es lo que hizo la botánica Anna Atkins, experta en algas. Allá 1842, el año que Herschel descubrió el procedimiento, los libros de botánica que consultaba Anna Atkins solo tenían texto, Niépce había conseguido fijar una imagen, la primera fotografía, a finales de 1830 y, por descontado que a nadie se le había ocurrido, aun, usarla para ilustrar libros.

El primer “invento” de Anna Atkins fue sacar cianotipos de las algas que estaba estudiando en un libro del especialista William Henry Harvey y “reescribirse” para ella el mismo libro, pero ilustrado. Si bien Niépce, Talbot, Daguerre, Herschel y otros son los inventores de las primeras técnicas fotográficas, se considera a Anna Atkins la primera “fotógrafa”. No inventó los sistemas, pero pasó a usarlos para difusión de la botánica.

Esta presentación viene a cuento de que, para nuestra Fundación, una de nuestras finalidades es la difusión de técnicas y sistemas de documentación científica y, al menos para nuestras ideas, rendir homenaje a la “primera documentadora científica” es para nosotros obligado.

Cierto que la cianotipia ya no es el mejor método de documentar, las técnicas de imagen han evolucionado muchísimo en estos casi 200 años, pero en nuestra parte de difusión, no siempre estamos tratando con departamentos científicos de jardines botánicos. También hacemos difusión para el gran público y, a veces, hay que buscar el lado lúdico para motivar el espíritu innovador.

En esta línea lúdica de difusión tanto de la fotografía como de nuestro quehacer, hemos realizado unas colaboraciones con Proyecto Hombre de Palma. Se trataba de dar unas charlas a los usuarios para descanso de las actividades normales del día… y nos pareció muy adecuado un pequeño taller de cianotipia, por lo que tenía de novedad, por la parte creativa y porque es una actividad participativa.

El proceso fue simple, puesto que era una actividad de corta duración, lo que se llama un “kit-kat”. Una pequeña charla para presentar el proceso y un rato de actividad en el jardín de la institución. Y, trabajando en grupos, se generaron estas cuatro cianotipias, que se presentan con un título elegido por el grupo.

Es curioso que en las cianotipias ya lavadas, lo que llamaríamos arte final, da la sensación de haber algunos toques de color verde y amarillo. En realidad es que algo de la mezcla sensible se ha infiltrado en la fibra del papel y el lavado no ha sido perfecto. Y no es “suciedad azul” porque la mezcla infiltrada no ha recibido luz ultravioleta, en relidad se trata de la mezcla original de Citrato y Ferricianuro. Evidentemente, por muy tecnológicos que seamos ahora, algo de la magia de la alquimia sigue quedando.

Ha sido una agradable actividad que, no solo ha relajado a los usuarios del Proyecto Hombre. También nos ha servido a nosotros para descansar de nuestras tediosas sesiones de microfotografía, de inacabables apilados, de horas y horas delante de una pantalla revisando y retocando archivos fotográficos, a veces de mas de un GB… y que estas actividades lúdicas nos motivan para decantarnos por la foto creativa, artística, antes que por la foto técnica pura y dura.

Y, ¿por qué no?, Si Ana Atkins fue pionera en la documentación fotográfica en botánica, ¿qué nos impide, de vez en cuando, añadir un guiño a la historia y añadir una cianotipia a cualquier trabajo actual? En todo caso, nuestra divisa “DOCUMENTAR Y COMPARTIR” es inamovible pero nos encanta jugar… Será que “no somos serios”, jajaja.

VIDA SOCIAL DE LA FUNDACIÓN PEP BONET CAPELLÁ

VIDA SOCIAL DE LA FUNDACIÓN PEP BONET CAPELLÁ

En nuestro quehacer diario, no todo son sesudas sesiones de microfotografía, con extensos apilados (últimamente, con los nuevos objetivos 20X y 50X, apilados de más de 300 fotografías) con retoques manuales que convierten a algunas de nuestras fotografías en obras únicas.

También realizamos actividades de tipo social, damos conferencias del tipo “proyección con charla amena para pasar unas horas entretenidas”, realizamos algunos talleres de técnicas fotográficas antiguas y, por descontado, que impartimos talleres de nuestro nivel de trabajo, a modo de expansión de nuestros conocimientos y como formación para futuros seguidores . En fin, que la actividad de la Fundación consiste en colaborar con lo que “sabemos hacer” y difundir, tanto nuestros conocimientos, como nuestras pasiones… ¿Recordais aquello de “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”? La divisa de la Fundación.

En esta línea, acabamos de adherirnos a un proyecto de difusión del mundo de la fotografía que lleva ya varios años de andadura, la “Ruta Fotográfica de Mallorca”. Se trata de un proyecto que va reuniendo fotógrafos que aporten una muestra de su obra y la “Ruta” se encarga de organizar exposiciones colectivas.

Y, como la Ruta va creciendo, se van buscando lugares que puedan acoger “muchas fotos”. Para esta última muestra se eligió nada más y nada menos que el hangar de la base de hidroaviones de Pollensa. Una excelente colaboración del estamento militar con la sociedad civil.

A decir verdad, resulta genial poder exponer 300 fotos, en un formato grande, y poderlas mostrar con espacio suficiente para que los visitantes “no se pisen”.

Como siempre, estas cosas dependen de alguien totalmente “engrescado” en la historia, alguien que vierta toda su pasión en una idea. Podemos decir que “la culpable” es ella, Martina.

Por nuestra parte, hemos elegido participar con fotos, para nosotros históricas, fotos de antes de tener la ocurrencia de la Fundación.

Estas salpas también son una foto de la Fundación.

La Fundación no es más que la síntesis de nuestra vida en el mundo de la imagen. En nuestros archivos “profundos”, no digitalizados, hay fotografía de paisaje, astronómica, submarina, botánica, tenemos edición de posters publicitarios y, por descontado que hicimos foto en blanco y negro. De hecho, durante años, antes de que se inventara el mundo digital, toda nuestra afición transcurrió en un laboratorio químico, B/N, y DIAPO, trabajando tanto película como papel. Por eso, en la Ruta Fotográfica, participaremos con un material diferente a lo que se puede consultar en nuestra web. Un material que, si alguien manifestara interés (aunque solo sea histórico) también está a disposición, pero que no nos ha parecido primordial dedicarle el tiempo y esfuerzos que dedicamos a otros temas.

En un próximo artículo os mostraremos las fotos con las que vamos a participar en la Ruta Fotográfica Mallorca. Esto será en la próxima colectiva, que está previsto presentar en las instalaciones de “Proyecto Hombre”, en Palma.

Por cierto, menos las salpas, las fotos de este artículo son de la autoría de Marta Bonet, secretaria de la Fundación.

LA FUNDACIÓN SIGUE EVOLUCIONANDO

LA FUNDACIÓN SIGUE EVOLUCIONANDO

Yo aun recuerdo mi primer equipo macro, una cámara PRACTICA de película de 36 mm, un objetivo PENTAGON 50mm/f 1,8 y un juego de tubos de extensión… ¡y alucinaba! Ved una foto obtenida con aquel equipo, escaneada si retocar, sin limpiar, con el color de la vejez, pero con la dignidad de haber abierto caminos, caminos que nos han llevado a la foto de portada.

Siguiendo nuestras ansias de superación, espoleados por el “más difícil todavía”, la Fundación acaba de adquirir dos extraordinarios objetivos de microscopio de la marca MITUTOYO, un BD Plan APO 20X/0,42 y un BD Plan APO 50X/0,55. ¡Ahora ya hablamos en micras!

En los objetivos de microscopio hay dos lineas de fabricación, los objetivos que minimizan la difracción hasta el extremo, trabajan prácticamente rozando la muestra y, si es necesario, se sumergen en aceite para tener refracciones mayores que la del aire y obtener ampliaciones más precisas y menos difracción, los objetivos típicos de biología, medicina, etc. Tienen el inconveniente, para nuestro tipo de fotografía, que no es posible iluminar la muestra como acostumbramos los fotógrafos, iluminaciones de estudio, porque no hay espacio. Solo admiten iluminación por transparencia, a contraluz. De ahí que en el mundo de la microscopía clasica, lo de tintar las muestras para obtener detalles sea un arte y una profesión (existe quien se gana la vida preparando muestras)

La otra linea, manteniendo la tecnología de fabricación de objetivos de microscopio pero sin llevar al extremo la corrección de la difracción, son los objetivos que colocan el objeto a una cierta distancia. Concretamente en nuestros dos objetivos, a 13mm y a 10mm… No es un plató de televisión, pero permite iluminar por reflexión objetos opacos. Este tipo de objetivos están destinados a aplicaciones industriales, como pueda ser análisis de aceros o estudio de rocas, que no tienen nada de transparentes.

Nosotros, en la Fundación, ya teníamos una estación de microfotografía hasta 25X. Si estais interesados, publiqué un artículo, https://fundacionpepbonetcapella.com/construccion-de-la-bonet-iii-o-como-reemplazar-un-microscopio-por-un-macro-extremo/

En realidad, hasta 10X, el objetivo LUMINAR daba la talla. A partir de ahí se notaba que perdía calidad, pero hasta hace unos días era lo mejor que teníamos. Ved unas muestras de polen de olivo con “el antes y el después”.

Acabamos de mejorar nuestro flujo de trabajo y nuestras posibilidades de colaboración.

Como siempre, nada es sencillo. Estos objetivos de microscopio “SOLO” tienen una “microscópica” profundidad de campo, el 20X de 1,6 micras y el 50X de 0,9 micras. Esto significa que, para hacer apilados y obtener una profundidad de campo decente no se puede pretender trabajar en manual. Ha habido que adquirir un carro movido por micromotor, todo controlado desde un ordenador que haga los avances con esta precisión, porque no lo he dicho, pero el 20X abarca en nuestro sensor un campo de 2,2×1,65 mm y el 50X un campo de 0,88×0,66 mm… y qué menos que aportar profundidades de campo de varias décimas de milímetro.

Pero es que una décima de milímetro son 100 micras que representan 63 fotos con el 20X o 112 con el 50X… ¡Ya llevamos fotos de hasta 600 tomas apiladas! Si que es verdad que el resultado está valiendo la pena. Por ejemplo, de las fotos anteriores de polen de olivo ¡la bestia negra de muchos alérgicos, como un servidor! Os presento el nivel al que hemos llegado, con una ampliación de este polen realizada con el BD Plan APO 50X

Esta es otra adquisición necesaria, el carro movido por un motor PAP y controlado por un PC que nos facilita el tomar 500 fotos con separaciones de micras y sin que tiemble nada. De hecho vivir para la técnica es mala cosa, pero la técnica está para ser usada… Y, en tiempos de nuestra PRACTICA, haciendo nuestras telarañas, ni soñábamos con fotografiar el polen de arriba.

Está claro que al llegar a estas ampliaciones todo son problemas. Por ejemplo, montamos, preparamos, encuadramos, iluminamos, programamos movimientos y ponemos en marcha las tropecientas tomas… En este momento, ¡cuanto más rápido mejor!, abandonamos la habitación porque solo el hecho de caminar ya hace temblar la foto ¡y sale movida! Menos mal que, con la “huida”, solo nos cargamos una o dos fotos y en el apilado no se nota. Cuando se pueda, habrá que pasar las instalaciones de la Fundación a un suelo compacto, de planta baja, para evitar vibraciones.

En la misma línea de esta hiper sensibilidad, hemos tenido que adquirir otro “gadget”, una mesa con mandos micrométricos en ejes XYZR para poder centrar las muestras, NO HAY PULSO que pueda ajustar unas micras en cualquier dirección… menos mal que hay cosas que se arreglan con dinero (en breve empezaremos a buscar mecenazgos, jajaja)

Este es el artilugio, permite mover la muestra en todos los sentidos con estos micrómetros mecánicos y eso nos permite explorar la muestra a lo largo, ancho y profundo. Por cierto, la muestra es la mancha que se ve pegada en el centro de una cosa negra colocada en un vasito de plástico translúcido… Por eso tanto artilugio para centrarla en su sitio y poder hacer las fotos.

Toda esta carrera armanentística nos permite maravillas. Por ejemplo, de esta flor de Orobanche crenata, que ya teníamos en el archivo de la Fundación… hemos podido ampliar nuestro archivo con sus microscópicas semillas, esto que veis en la foto son semillas de unos 0,2 mm, imposibles de ver a simple vista. Cuando rompemos un fruto de esta planta (como pasa con las Orquídeas) cae un polvillo negruzco, ¡son las semillas, por miles!

Si teneis interés en esta u otra planta, podeis consultar el archivo completo en https://drive.google.com/drive/folders/15UtTd9Sqy4wCr6f6L2qYfoyCfwm2shEJ. Todas estas cosas que publicamos de vez en cuando son de acceso público en nuestra web, nuestras normas, nuestras aspiraciones, nuestros archivos, incluso nuestras enseñanzas.

Pero, ¿qué utilidad tienen todas estas instalaciones? Hay que entender que el fundador, yo, Pep Bonet Capellá, siempre he tenido una profesión que nada tiene que ver con “eso”. La fotografía siempre ha sido una afición. El haber creado la Fundación ha sido porque me daba pena que mis muchos años de dedicación desaparecieran conmigo y tuve la ocurrencia de compartir mis archivos (una forma egoísta de preservar mi memoria)

Ahora que ya estoy jubilado, en vez de pasear “viendo obras”, he decidido llevar mi colaboración al extremo. Yo disfruto haciendo fotos y me “auto concedo” los caprichos que me puedo pagar, no solo pensando en mi (que si que los disfruto) sino pensando en un futuro que aprovecharán otros. Un poco la filosofía de Martin Luther King, “aunque se vaya a acabar el mundo, yo seguiré plantando mi árbol”… Hay que saber aprender de las grandes personas, y no todo debe ser mercantilista.

Por eso, en la Fundación “hacemos fotos”, por diversión, pero también ponemos a disposición pública nuestros archivos.

Pero mi gran ilusión es dejar unas instalaciones, también públicas, que representan una inversión que no se justifica para publicar un único “paper”, pero que puedan ser accesibles a investigadores y comunicadores, a la medida de sus trabajos, para poder adjuntar “aquella foto importantísima que define el tema del que se habla”. Que cualquiera pueda solicitar a la Fundación su colaboración. Que si la foto está ya hecha en el archivo, ¡perfecto! Pero que si no está, ¡se hace! En fin, estamos para colaborar.

Las tradiciones… por Semana Santa, fotos de orquídeas

Las tradiciones… por Semana Santa, fotos de orquídeas

Cuando empecé a hacer fotos, en el siglo pasado, cuando descubrí el tema de la botánica, uno de mis primeros temas recurrentes fueron las Orquidáceas: Serapias, Ophrys, Orchis, Himantoglossum, Anacamptis, Gennaria, etc.

Luego me “enfrasqué” con las semillas y dejé de fotografiar flores, al menos pasaron a segundo plano. La Serapias que encabeza este artículo o estas Anacaptis son una muestra de aquella época.

De repente en un pinar, al lado de las salinas de Ibiza, encontrabas estas Gennarias (que no tienen gran apariencia estética) y quedabas prendado, por aquello de haber encontrado una Orquidácea que no tenías, una “muesca” más.

Luego, cuando me centré en las semillas, descubrí que las Orquidáceas eran “un mal candidato” para mi archivo. Las Orquidáceas se reproducen por semilla, pero, probablemente, son las semillas más pequeñas de la naturaleza, son normales los 0,1mm, para nuestros ojos simplemente polvo… Y yo empezaba con un equipo limitado.

No fue hasta la edición del libro “DIÁSPORAS. Frutos y semillas de la flora balear. DISPERSIÓN” que tuve que volver a las Orquidáceas, obligadamente. Las tres fotos anteriores pertenecen a un Himantoglossum, Un ovario maduro, abierto con una especie de pelusa que en realidad son semillas y una vista de microscopio de las mismas. Actualmente disponemos de mejor equipo, pero fue una primera aproximación, suficiente para ilustrar un libro sobre dispersión de las plantas.

Actualmente, la Fundación tiene en marcha un proyecto para montar un banco de trabajo de micro fotografía con magnificaciones desde X20 hasta X100. El proyecto es abarcar campos de imagen desde 2,2×1,65mm hasta 0,44×0,33mm, campos reproducidos en archivos de 51Mpx, de 8256×6192 píxels. Mal irá que no podamos presumir de una excelente definición de un micra.

Como que los “tempos” de la naturaleza son unos y los “tempos” de la Fundación, sobre todo los económico-financieros son otros, hemos vuelto a las Orquidáceas con la intención de explotar nuestro futuro equipo de microfotografía. Estamos haciendo esta campaña, refotografiando, ampliando las típicas fotos del labelo de la orquídea con detalles de su sistema reproductivo, por ejemplo este polínio de una Orchis sphegodes que se intuye escondido debajo del sépalo y que hemos reproducido y magnificado.

Mientras, guardamos ovarios repletos de semillas para, cuando podamos disponer del nuevo equipo, tener hecho el trabajo de campo y no tener que esperar una próxima campaña. Por ejemplo esta Ophrys tenthredinifera.

Como curiosidad, en los polínios anteriores se aprecian puntitos blancos, evidentemente polen. En el momento del revelado, ampliado el archivo al 100%, observamos que polen sí, pero aparenta polen de pino, por otro lado cosa lógica porque la orquídea estaba en un pinar. El detalle del labelo nos permite opinar.

Algunas de estas fotos son preciosas, como fotógrafos esto es lo que nos atrae, pero para científicos y comunicadores, intentamos incluir en ellas la precisión, la exactitud y la veracidad, para que su arte sirva para ampliar el conocimiento. Nuestro lema, “DOCUMENTAR Y COMPARTIR” va dirigido a todas estas personas que su curiosidad les lleva a aprender de la naturaleza, pero que necesitan imágenes para comunicarse con el mundo.

Ricinus communis, entre la medicina y el terror

Ricinus communis, entre la medicina y el terror

Quien más, quien menos, ha oído hablar del aceite de ricino, un laxante potente de sabor desagradable, una aplicación médica que debe dejarse a prescripción del galeno. También está en la memoria popular su uso para la tortura, de triste memoria en muchas guerras. Incluso, tambien, con usos industriales como pueda ser actuar de excelente lubricante en motores de dos tiempos de competición, con la salvedad que exige un mantenimiento extra del motor.

Pero pasemos a hablar de fotografía, que es lo nuestro. La foto de portada muestra las semillas del Ricinus communis, una especie de “garrapatas” infladas y que, según Plinio, a eso debe el nombre la planta.

Esta foto la hicimos en el año 2003, en plena efervescencia de la documentación de semillas. Hicimos esta toma y, como es una planta muy común en Mallorca, no hicimos nada más, la desidia de “lo vulgar”. En el 2017, catorce años más tarde, y a raíz de escribir el libro “DIÁSPORAS, Frutos y Semillas de la Flora Balear, DISPERSIÓN”, hubo que acompañar estas semillas con sus frutos y se hicieron unas tomas de emergencia, “para el libro”

Curiosamente, la foto de cabecera entra en un grupo que nos hemos permitido criticar en ocasiones, la foto simple, sin “composición”, consistente en “un puñado de semillas sobre una cartulina, iluminadas con un flexo”. Mantenemos nuestro parecer, pero también es verdad que las reglas están para contravenirlas. En este caso, el puñado de semillas tiene fuerza por si mismo, no necesita resaltar ni con puntos fuertes, ni con diagonales, estas “garrapatas” son interesantes por si mismas.

Hasta ahora, en el año 2023, veinte años después de las garrapatas, no habíamos vuelto a pensar en el ricino… hasta que pasando por un camino vimos un ricino florido.

A decir verdad, ver estas flores nos creó un cargo de conciencia, las semillas son espectaculares, pero es que las flores no les van a la zaga.

Estos botones y la flor abierta son flores masculinas. Estamos viendo los estambres rematados por anteras que liberarán polen en el aire, para fecundar las flores hembra que habrá en el ápice de la misma rama, porque el Ricinus communis es una planta monoica, flores masculinas y femeninas en la misma rama (no hace mucho, dedicamos un artículo a la Urtica dioica, que, como su nombre indica, “chicos y chicas” viven en plantas separadas, se puede consultar en https://fundacionpepbonetcapella.com/la-ortiga-mayor/ )

Y aquí están las flores femeninas del ricino

O un detalle de un fruto incipiente, esos frutos que terminarán “rellenos de garrapatas infladas”.

Un detalle de lo que significa “monoico”,

En fin, ahora que el archivo de Ricinus communis está más documentado, nosotros nos sentimos mejor.

Eso no significa que el archivo esté cerrado, casi cualquier tema se puede convertir en infinito, faltan fotos del polen, detalles de la sección de los frutos, ampliaciones de las anteras, estomas, etc., etc.

Pero si un botánico o un comunicador quisiera hacer un artículo sobre esta planta, desde la Fundación ya le podemos ofrecer una visión general. Incluso, como ya hemos dicho en otras ocasiones, se podrían hacer “fotos a medida” del comunicado que se quisiera presentar.

Ya que hemos empezado por glosar las virtudes del ricino, terminaremos diciendo que del contenido de la semilla se saca el aceite, pero que hay que saber que la piel de la semilla contiene ricina y esta es tremendamente venenosa, es más, se trata de un veneno sin antídoto, realmente terrorífico.

Hace años, salió en prensa mundial una real y a la vez peliculera historia de espías, telón de acero incluído, donde, precisamente, hubo un asesinato disparando un balín con pistola de aire comprimido y relleno de ricina.

Bueno, quedémonos con la parte fotografica y dejemos las anécdotas como decoración del escrito. Medicina y terrores aparte, a nosotros estas flores, frutos y semillas nos parecen preciosos.